Alamedas y psicotrópicos
Hay un frío,
un viento,
una locura concedida,
la tierra ha puesto nombre a mis manos
dejando que tus palabras me surquen,
como equilibrista al borde del hilo
escucho mi temblor de adolescencia mal construida,
hay gente que nació sin nombre
y le pusieron la estaca
en un corazón de niño adormecido,
gente que caminamos soñando verdades,
calculando lagos en los que pudimos ser felices,
calles que siempre se llamarían
unas aire, las otras nunca,
gente que balancea el cuerpo sin retorno
al par de miedos, fuegos, lagunas blanquiazules.
Hay ojos que son ciegos viéndolo todo,
luego existen ojos que ven todo y acaban cegándose.
...
Hay luchas que han de construirse.
Hay que agarrarse al recuerdo y volver a soñar,
saber que él ya no estará en tu cuerpo
pero el suyo bebe insomnios parecidos,
mira los cedros raros de aquel paseo
y no olvides jamás que él te dio su vida,
aunque ahora te sientas una niña
violada, vacilante y sin vestido,
que tiembla cuando la abraza un hombre
ensoñado de violencia y espejismo.
Princesa Inca
Cuadro de la mujer-nube del genial René Magritte
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