viernes, 28 de marzo de 2008

Participación en el debate " territorios de la terapia" en la Universidad de Filosofia de Barcelona



Creo que es interesante hacer un comentario a un artículo de Deleuze, porque refleja el paso crucial de las sociedades disciplinares a las sociedades de control de hoy. De la represión en espacios cerrados a la terapia y el condicionamiento orientado a la empresa.

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Las sociedades disciplinares se limitaban a organizar los espacios cerrados (fábrica, escuela, prisión, etc..), el individuo pasaba de un espacio a otro, en cada momento empezando un nuevo ciclo.. Este sistema estaba totalmente orientado a mejorar la producción y a acumular propiedad.El capitalista es el dueño. El trabajador el siervo. El loco no producía, se le internaba.

Hoy la producción se realiza en el tercer mundo, aquí en nuestra sociedades de control simplemente se venden servicios y se compran acciones, todo orientado al producto, producto y empresa por todos lados, venta y mercado.En estas sociedades el objetivo ya no es bajar el salario y mejorar el beneficio, si no la empresa, todo orientado hacia ella, el salario al mérito, oponer a los individuos entre ellos, nunca se termina nada, todo es eterno, la escuela es permanente, la evaluación continuada sustituye al examen . El marketing es el que adquiere la función de control social, la empresa simplemente tiene administradores que regulan el sistema que les interesa. Collares para los presos en un futuro, intromisión de la empresa en la universidad, etc.

En este contexto de sociedad de control podemos hablar de sociedad terapéutica, o de intromisión terapéutica.Nuestra experiencia desde radio Nicosia al hablar de esta sociedad que con sus mecanismos de control, por ejemplo desde la medicina, es que quiere normalizar la conducta y adaptar al individuo a este sistema, controlarlo y normalizarlo sin definir siquiera la normalidad y con el estandarte de evitarle el sufrimiento pero alienándolo, y lamentablemente en muchos casos cronificándolo y estigmatizándolo desde la terapia y sus mecanismos psiquiátricos. Nuestra experiencia puede ser poco objetiva o academica pero ejemplar y útil.

Nosotros hablamos desde la experiencia y como colectivo y desde nuestras posibles divergencias.Pero creemos que esta obsesión por generar sólo espacios terapéuticos donde hay psiquiatras y demás trabajadores para nosotros, los diagnosticados, es absurda e inapropiada, si solo generamos espacios terapéuticos en los que hay uno que lo sabe todo y otro que no sabe nada no podemos desprendernos de nuestra calidad de enfermos, de nuestra etiqueta, ya sea esquizofrénico o inadaptado o depresivo, y es por ello, que apostamos por una radio libre, por una asociación cultural que apuesta también por el arte y la cultura no como terapia sino como alternativa, autogestionada y sin ninguna intromisión psiquiatrica.Nos decimos: los terapeutas son los guardianes del orden capitalista.

No puede ser todo una etiqueta de enfermos, ha de haber espacios de participación aunque difieran de los fines de la empresa, de la producción o de lo que sea, ya sea en el arte o en la denuncia por las ondas de la radio.Muchos de nosotros escribimos o pintamos o hacemos fotos o gestos o palabras y ese es un espacio no contaminado que acepta la diferencia y no la cuestiona, un espacio que difiere de la etiqueta y que nos llama persona.

Una de las características de esta sociedad terapéutica en cuanto a nosotros es la represión y el internamiento, los locos y los presos en ese estado viven una existencia parecida, hoy en día.La mayoría de nosotros hemos padecido medidas represivas, abusos, castigos y humillaciones por parte de este sistema llamado de salud mental.El que ha estado en una cárcel puede hacerse una idea de lo que es un psiquiátrico.Muchos psiquiatras olvidan al ser humano y sus padecimientos, llevados por la costumbre y la tradición, sin contemplar la hipótesis de que tenemos motivos para estar locos y enfermar y de que merecemos un trato digno.

Hay terapias alternativas que pueden estar bien, pero muy caras o escondidas.

En cuanto a los fármacos, dios por excelencia de la salud mental, una de las justificaciones que puede dar un psiquiatra es : estás deprimido por un desajuste bioquímico o lo que sea, necesitas tal fármaco, sabiendo que el fármaco no cura, alivia, y sin proponer ningún tipo de alternativa analítica en cuanto a los motivos y desajustes emocionales que te han llevado a tal situación. La empresa farmacéutica le ofrecerá al médico un viaje a no se que congreso y te acabará recetando lo que sea.Los efectos secundarios son muy dañinos e incluso humillantes, por ejemplo en lo referente a la sexualidad. Se ha llegado a estudiar que la mayoría de personas que utilizan fármacos durante un periodo de más de seis meses desarrolla movimientos involuntarios repetitivos o otros efectos secundarios como pérdida de capacidades etc.
Aún asi no hacemos proselitismo antifármacos si pueden ayudar, pero si denunciamos determinados abusos.

Se conoce que el prozac, por ejemplo, ha sido administrado a gran escala sabiendo la administración pertinente, la FDA ,de su principio activo dañino y pernicioso. Y peligroso, alucinaciones, psicosis etc…

Y así la mayoria de nosotros no tenemos mejor alternativa para evitar sufrir, o alejarnos de la anormalidad, que no es poco, que utilizar fármacos bienvenidos , recibir terapia, de aguantar de la manera más digna la exclusión y el imaginario en cuanto a la locura.
Muchas veces demandamos una ayuda quizás por desesperación que no sabemos a donde conduce.No puedes desconfiar de todo el mundo y es difícil orientarse o adaptarse, como en la vida, no sabemos cual es el mejor modo de hacer. Hay que decidir y a veces nuestras decisiones están en manos de no se sabe quien.

En resumen, tratamos de defender la diferencia y la anormalidad desde la experiencia clara y evidente de la que hemos vivido, dispuestos a responder preguntas y creemos que los propios usuarios de la red de salud mental, nosotros, tenemos también la palabra y somos capaces de organizarnos y reclamar o advertir con énfasis en esta posmodernidad que huele cada vez más a control o a remedio o chapuza o lo que sea.

miércoles, 26 de marzo de 2008

John Nash denuncia el 'estigma' de la enfermedad mental

El Nobel de Economía, que padeció esquizofrenia, confía en acabar con el rechazo


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Psicoticias-Alonso A./Juan L.
John Forbes Nash, el matemático y premio Nobel de Economía (1994) cuya vida se paseó por las pantallas de cine con el filme 'Una mente maravillosa', es un ferviente creyente en el progreso científico: "Los avances de la ciencia ayudarán a disminuir el estigma de las enfermedades mentales, como ya ocurrió con otros males, como las úlceras de estómago, que se pensaban que eran psicosomáticas y luego se descubrió que era una bacteria que se trata con antibióticos".


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NaPsicoticias/Alonsosh, a sus 80 años, sabe bien de qué habla. Su privilegiada mente le permitió elaborar complejas teorías de juegos matemáticos de estrategia que aún hoy siguen vigentes, pero durante dos décadas estuvo gravemente afectada por la esquizofrenia.
Fue en la década de los cincuenta cuando comenzó a tener delirios sobre supuestas conspiraciones y mensajes cifrados; el investigador veía espías que le seguían por todos los lados y se creía víctima de criptocomunistas, hasta el punto que llegó a pedir asilo político en Europea.
Como ha declarado en algunas ocasiones, gracias "al paso del tiempo" logró salir de ese a gujero negro que le atrapó en pleno vuelo de su carrera académica.
Psicoticias/Alonso A.

jueves, 13 de marzo de 2008

David Campos: La bicicleta




Podré tornar enrera quan estigui massa lluny,
podré tornar enrera quan sigui massa tard.

Sopa de Cabra


Subí a la bicicleta marca BH, modelo verde pequeña,
cuando niño, cuando niño alegre solitario,
con la luna en el cencerro y el cencerro
en el timbre de la bici, del trance de la tarde,
de la tarde y el polvo, del polvo y la desconciencia,
e intentaba pedalear rápido y no perder el equilibrio, con el cuerpecito
y la camiseta blanca, con el pantaloncito corto,

después de la foto con el cigarrillo en la boca
y el permiso de los del poder de decidir y los aplausos
y las golosinas del paladar y la lengua, esa lengua importante,
todo eso que se me escapaba
asesinando al aire, después de la diversión y los ademanes infantiles
que tanto envidio hoy y tanto respeto, con algo de nostalgia,
y el aliento impulsivo, impulsivo del bueno,
aún sabiendo del tiempo y de la nada
con afán de enaltecer la vida que tantas palabras optimistas requiere,
que vuela por segundos o menos que eso,
sin nadie saberlo,

con un reflejo de higo y el ser en la recolección de las moras,
del suelo al árbol, del marrón al verde, del verde al azul del cielo,
tal vez una diversión de marioneta o una pregunta
sin respuesta, eso, tal vez una pregunta que no renuncia,
aún sabiendo de la falta de fin, en esa multitud de fines salubres,
del asco y el triunfo, del asco y el aburrimiento,
de todo lo archisabido,
del asco y el conflicto, del conflicto con el espejo,
del conflicto con la cultura, del conflicto de género, de la imposibilidad de tener ganas de saber,
del asco y el futuro,
del asco y el asco,

yo,
pedaleando, sudando con placer, alcanzo
los fines innecesarios, por placer, sin necesidad,
derrochando, tal vez como debiera ser, sí, así
sin saber que pronto será la hora del trabajo, tal vez mañana,
del capitalismo sucio, del capitalismo que destruye
porque ya no sabe donde colocar sus excedentes, que hacer con su basura, sus desechos,
abusando
del ser humano enfermo, todo un sistema
que construye ciudades blancas
que parecen hospitales saturados, espacios de intrusismo y condicionantes,
delimitando la energía de la acción altruista,
altruista desconsiderada y por lo tanto ética,
condescendiente,
con la mirada de sorpresa del paseante anónimo, del sujeto, del personaje,

yo intentaba no caer, iba encima del aparato de la técnica verde,la bicicleta,
pedaleando con fuerza, rápido,
caigo otra vez,
sin pronunciar palabras tales como: mierda,
por desconocimiento, por ignorancia,
en un ejercicio voluntario(el de aprender a pedalear por ejemplo), de aquellos
que en la madurez no se repiten:
el conocimiento por el conocimiento, tal vez el poder, sin yo saberlo,
ejercicio sano, sin molestias,
como un hombrecito, yo el árabe,
el diferente, el oscuro, el gitano,
así, con los demás niños, interrelacionado en el espacio,
en el espacio donde estamos todos,

enajenándonos los unos a los otros,
con la suspicacia o el desconocimiento, construyendo
tejados de papel y guerras de acero,
donde tal vez se sufre también,
como en aquella predicción del oráculo falso, con los niños
que al parecer sabían de razas y colores,
sin yo saberlo,
el catalán, sin saberlo,
la plazoleta estaba ardiendo de gente, los papis de los demás sonrientes,
la yaya parecía joven y sus mejillas blancas
perdían su color de nácar y volvían con prisas al rojo,
nos habíamos olvidado todos ya
de la asistenta social, del dinero y los dolores,

yo no sabía,
yo no sabía nada de oficios, yo veía pasar gente,
la yaya adelantaba una pierna para volver a la palabra
después del descanso, yo escuchaba y seguía mi tejemaneje pedaleando,
el bullicio rondaba y el sol lucía colores mate y alegres,
pedaleando, miraba hacia arriba como en aquel cuadro de Miró,
el niño y el perro, el niño y el sol, la comunión, el amor,
hacia el rojo y el círculo, cuando niño,
sin saber, marca BH,

y pedaleaba, y caía al suelo, a la arena, la mejilla marcada,
insistiendo en apretar los dientes y no llorar, insensatamente,
desde la nunca- liberación, y levantarme y volver a intentarlo,
yo el niño, el niño pupas, allí estaba la mama: ¡levanta, ánimo!,
acababa de salir de la cárcel la mama, yo no sabía de porras
ni de violencia, yo no sabía nada,
nada de sombras, nada de barrotes, de crueldades, miraba a los niños,
me parecía que los demás sí sabían de bicicletas,

y volver a caer, y levantarse, sin saber que este movimiento
iba a ser eterno, un juego del sino de la vida, de la vida que no se repite,
tal vez, sin yo saberlo,
como se repite ese preciso movimiento, del caer, del levantarse,
del haber perdido ya algo,

la mama si era rara, la mama atracaba bancos, era morena y guapa,
tal vez había sufrido mucho, yo no sabía nada,
en esa ciudad de cemento y entre tanto grito y agravio, tal vez se rebeló contra todo,
yo pedaleaba, no veía las llamas de fuego,
cayendo como una bestia, como un animal delicado,
tal vez como un niño,
sin yo saberlo, entre miradas desconocidas y entusiastas
de aquella tarde incomprendida, entre momentos
de descaro y de placidez, de las madres y las abuelas,
de la locura y la infancia, del delirio
en sí mismo.
Al final: aprendes,
al final: pedaleas,
al final: corres.

miércoles, 12 de marzo de 2008

David Campos: Trabajaba en un Bar-Restaurante pero no cenaba


lúcido
no tenía nada
y paseaba el idiota con la inercia de un caminar defectuoso, tarado, en mal estado, prendido de una irrealidad amarga que hace sonreír primero, feliz, para dejar luego vestigios de tedio, para después sentir en oscuro, pensar en oscuro y decirse a sí mismo que no merece la pena

vivía rítmico en la ciudad sin hablar apenas, solo hablaba cuando era necesario equivocarse
y reía y reía él mismo, la flor, el afrodisíaco, sin saber de la muralla, de la pared que separa sueño y realidad, imaginación y verdad inconclusa deforme indeterminada
más sonreía enseñando los dientes carcomidos el tonto
paseaba tieso con la seguridad propia del manipulable, un tipo de seguridad absurda, débil, inocente
paseaba erguido e insuficiente
todo
para luego, para más allá, para siempre
para dejar vestigios de llanto de dolor de pastillas
y volver a errar desde la triste
desoladora mediocridad
y sufrir demencia sufrir depresión sufrir ostracismo marginación incomprensión
reía el imbécil
no tenía nombre no servía para nada
paseaba con el llanto en el interés de forma animal sin pensar siquiera que los demás eran seres humanos
los demás eran seres humanos
eran seres en el interés afectivo en el interés de descanso de espacio de belleza
eran seres como él en casa, en la cama, con la inercia de un caminar defectuoso, efímero, intrascendente
no sabía lo que era el progreso
el progreso la voluntad la fuerza reía
sonreía abiertamente hoy para llorar vestigios, huellas, erosiones y más pastillas
mañana
paseaba
a carcajadas
con los ojos abiertos desorbitados perdidos
para llorar mucho
para llorar mañana

David Campos : El lugar del juicio


Era el lugar del juicio,
una oficina impoluta, limpia como cuando tienes algo que esconder, como cuando quieres sugerir una impresión favorable, con la mira hacia un fin más oscuro, de aquellos que van por dentro y nunca salen a la luz pero que resienten y destruyen sin conocer nadie de donde viene dicha fuerza.
Presidía un representante del comité de la razón, vestido de uniforme y con dos medallas relucientes únicas, una en la que ponía credo y otra en la que ponía dogma. Estaba protegido por los celadores de la normalidad, cuyo trabajo era escribir mentiras sin cesar que sus mentes ideaban para hacer posters y colgarlos de la pared que el comité de la razón evaluaba y escogía para asegurar el buen funcionamiento de la máquina y el mantenimiento de la jerarquía. Y en última instancia había una masa de gente poliforme sentada en las sillas sin hacer nada más que aplaudir insistentemente y sin descanso.
Eran el todo, eran la verdad absoluta, y en este ambiente decorativo y paisajístico represivo, llego el loco, el insensato.
Entró en el ámbito de lo que él había entendido siempre como lucidez, y nada más llegar sus oídos se resintieron amargamente de los aplausos de la masa, desproporcionados, y de sus ojos empezaron a brotar lágrimas amargas y una fijación total hacia todo aquel arsenal de mentiras colgadas de las paredes.
El que presidía, en un ademán presumido, preguntó:
- ¿Eres como nosotros?
El alienado, suspirando, derrotado, exclamó:
- Sí, soy como vosotros, quiero ser como vosotros.
En ese momento, todos los celadores de la normalidad escribieron en sus posters: mentira, mentira, mentira, mientras la masa aplaudía y reía.
El loco gritó:
- ¡Por favor, clemencia!
Nadie se conmocionó, estaban haciendo su trabajo, estaban juzgando, con toda su conciencia analítica, de la medicina.
El de la razón emitío la sentencia:
- Serás internado y aprenderás a prescindir de tus sentidos, serás estigmatizado y ridiculizado, llevarás una vida miserable, como la mayoría de tus camaradas, y vendrás una vez al mes a vernos en este mismo lugar para agradecérnoslo.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Princesa Inca





Alamedas y psicotrópicos



Hay un frío,

un viento,

una locura concedida,

la tierra ha puesto nombre a mis manos

dejando que tus palabras me surquen,


como equilibrista al borde del hilo

escucho mi temblor de adolescencia mal construida,


hay gente que nació sin nombre

y le pusieron la estaca

en un corazón de niño adormecido,


gente que caminamos soñando verdades,

calculando lagos en los que pudimos ser felices,

calles que siempre se llamarían


unas aire, las otras nunca,


gente que balancea el cuerpo sin retorno

al par de miedos, fuegos, lagunas blanquiazules.


Hay ojos que son ciegos viéndolo todo,

luego existen ojos que ven todo y acaban cegándose.


...

Hay luchas que han de construirse.

Hay que agarrarse al recuerdo y volver a soñar,


saber que él ya no estará en tu cuerpo

pero el suyo bebe insomnios parecidos,

mira los cedros raros de aquel paseo

y no olvides jamás que él te dio su vida,

aunque ahora te sientas una niña

violada, vacilante y sin vestido,


que tiembla cuando la abraza un hombre

ensoñado de violencia y espejismo.

Princesa Inca
Cuadro de la mujer-nube del genial René Magritte

David Campos: "Proverbio bajo efecto de fármacos"


Me pregunto:
¿Si soy superior, como que soy inferior?
Me respondo:
Porqué estoy vivo.
Me pregunto:
¿Si soy bueno, como que voy a la cárcel?
Me respondo:
Porqué no estoy solo.
Me pregunto:
¿Si razono, porqué enloquezco?
Me respondo:
Porqué amo.
Me pregunto:
¿Si sé, como que no sé?
Porque me da igual.
Me pregunto:
¿Porqué tanta mierda?
Me respondo:
Porque soy un maleducado.
Me pregunto:
¿Por qué bebes?
Me respondo:
Porque tienes un vicio.
¿Por qué tienes un vicio?
Y a ti que te importa.
¿Tienes pelos en el coño?
Cuando no me depilo.
Me pregunto:
¿La poesía es esto?
Me respondo:
Y la filosofía y el arte.
Me pregunto:
¿Follas?
No, miro.
¿Chupas?
No, hablo.
Me pregunto:
¿Y este odio?
No me respondo.

lunes, 3 de marzo de 2008

David Campos: "Ponte calzoncillos negros en la primenra cita"


ANUNCIO: la piedra en la cabeza, después de todo,
como muro en derrocado
y arena en las sienes simulando
andrajos que estuvieran puestos para ahuyentar mamíferos
polvorientos en cruces demagogas de folleteo y mamoneo;
¿Qué quiere decir hombre, mamífero, que quiere ser quien quiere ser hombre?
¿Y esto a que viene?
Esto quiere decir que estoy triste, que no tengo la llave, que no sé lo que digo,
que no sé que es un discurso coherente, que miro tus ojos, que saco un platano
cuando abro la bragueta y un ser indeciso renace con un estilete en el bolsillo,
tal vez demasiado lúcido, tal vez sabio, tal vez fluctuante, discontinuo,
el hambre es así;
ANUNCIO: un hombre sin miedo, cachas como un negro deportista con ojeras
antioxidantes y duro de trabajo, dice:
que cene su padre, que no que no, que a la mama ni mirarla, sagrada, que el camino es un colgante de la virgen o un san Pancracio, que un tanga negro utilizo de toalla.
ANUNCIO: un gato que maúlla, las sierpes del holocausto repetidas una y mil veces para mejor entendimiento,
medio mundo atragantado y un teléfono
que se oculta tras un panfleto político: yo en elecciones
a dormir, no lo recomiendo, aunque fuera ecológico;
ANUNCIO: medio mundo atragantado,
tantos hombres que buscan su sitio entre la mierda,
tanto poder injusto, ¡despierta!,
tanta televisión e ignorancia, tanto, tanta;
yo, en el sofá;
tengo miedo, ¿tú también?,
tú no tienes miedo porque no has nacido, a ti me dirijo, hacia ti esta flor dibujada, este
detalle de manicomio, este fornicio del papel suave, tu nombre no dicho es un melocotón;
sí, es verdad, a veces el mar agiliza un oleaje digno
de los mejores palacios e institutrices incitando a mentes perversas
para balancearlas en un mismo tempo
que no reniega dentro del sino de los burdeles, en una intemperie del eterno retorno;
pero yo tengo miedo, ¿qué es el sistema?, ¿existe?;
y es entonces cuando mi alma quebrada dibuja calzoncillos negros
para la primera cita plagiando al número uno, el kie, el que no eliminan,
el que no va cagado, para confesión del infante y devaluación de la moneda:
la economía es para limpios..
ANUNCIO: es mejor lo nuevo, lo indigno ya no sirve, lo nuevo calcinado en un gesto que no se contradice, un pasatiempo que oculta
túneles de metro, una mujer cansada que va a parir carreteras y caminos,
una palabra que tiene miedo, una frase que no rotula un significado,
y yo aquí temblando, soy un cajero automático, la gente viene a mí, sacan y se van,
el romanticismo que requiere mi espíritu estaba dentro del falafel que te comiste,
aunque lo reclame, está dentro de ti, y yo miro tu vientre, y yo sufro cuando miro al paquistaní que esta aquí mismo,
en el locutorio;
ANUNCIO: perdonad mi lenguaje pero viene el truño, está al llegar, viene
con una bailarina de ballet, la fábrica queda lejos, parece un dibujo de don nadie,
arte sin nombre,
una parada de autobús y un taxi;
cuánto atrevimiento, la religión fue antes de ayer
y el mundo parece un collar de perro, ANUNCIO: el truño colgando, he decidido que todos seamos
verdaderamente iguales: igualitos:
truños blandos, duros, indecisos y de primer orden, como la lógica;
ANUNCIO: una canción nunca oída está por llegar, no dudéis, puede ser, muerte el capital, muerte la propiedad, arriba la jeta, una paloma vuela difundiendo paz,
¡PUTA!, es la misma que se me cagó en el pelo,
voy a dejarlo, anuncio: voy a dejarlo.